Saray — El camino hacia el equilibrio

Equilibrium saray

Mi nombre es Saray, y más que terapeuta, me considero una acompañante en el camino hacia el bienestar.
Mi vocación nació del deseo profundo de comprender el cuerpo, de explorar su lenguaje silencioso y de ayudar a otros a reencontrarse con esa sensación de calma y conexión interior que, en el fondo, todos buscamos.


Así fue como comenzó este viaje: un recorrido entre cuerpo, mente y energía que hoy se materializa en Equilibrium Terapias, un espacio donde convergen técnica, presencia y alma.


Raíces terapéuticas: el cuerpo como punto de partida

Mi formación profesional comenzó en España, dentro del ámbito del masaje terapéutico y corporal.
Me formé en quiromasaje y masaje deportivo; disciplinas que me enseñaron la importancia del contacto consciente y del conocimiento profundo de la anatomía.
El quiromasaje fue mi puerta de entrada al mundo del bienestar, porque me permitió entender que cada músculo, cada articulación y cada tejido guardan un mensaje: una historia que el cuerpo intenta contar a través de sus tensiones, sus bloqueos o su fatiga.

A partir de ahí, fui ampliando mi formación con diferentes técnicas terapéuticas orientadas a aliviar el dolor, mejorar la movilidad y devolver vitalidad al cuerpo.
Descubrí que el trabajo físico podía transformar no solo la musculatura, sino también la forma en que las personas se sienten dentro de sí mismas.
Aprendí que cuando el cuerpo se libera, la mente se calma; y que detrás de cada contractura suele haber algo más que un movimiento repetido: hay emociones, pensamientos o vivencias que buscan ser atendidas.

Esta base terapéutica me dio una estructura sólida y una comprensión técnica del cuerpo. Pero con el tiempo sentí que algo más me llamaba: una intuición más sutil, un deseo de comprender también lo invisible, lo energético, lo espiritual.
Fue entonces cuando comenzó la segunda parte de mi camino.


La llamada de Oriente

Mi búsqueda me llevó lejos de casa, hacia Asia, donde descubrí que el bienestar no solo se trata de reparar el cuerpo, sino de recordar la unidad entre cuerpo, mente y espíritu.

El camino me llevó a Tailandia, donde me formé en una escuela tradicional de masaje Thai.
El masaje Thai me enseñó que el movimiento puede ser meditación, y que el toque, cuando nace desde la conciencia, puede convertirse en una danza entre dos energías.
Pasé una larga estancia allí, sumergida en la cultura tailandesa, comprendiendo que la terapia no es solo técnica: es también intención, presencia, respiración.
El Thai fue, para mí, una enseñanza de humildad: cada estiramiento, cada presión, cada silencio me mostraba que sanar no siempre significa hacer, sino permitir.


Tiempo después me llamó la India, me formé en terapias ayurvédicas, y esa experiencia cambió por completo mi manera de entender la salud.
El Ayurveda no es solo una técnica, es una filosofía de vida.
Allí aprendí que cada persona es una combinación única de elementos, y que el equilibrio surge cuando respetamos esa singularidad.
No se trata de imponer, sino de acompañar el flujo natural de la energía, de cuidar desde la escucha y la presencia.

También pasé una temporada larga en India, más allá del tiempo de formación.
Quise vivir el Ayurveda no solo desde el conocimiento técnico, sino desde su raíz cultural y espiritual.
Compartí la vida cotidiana con los maestros, los terapeutas locales, y comprendí que el verdadero arte del cuidado nace de la sencillez y de la conexión con la naturaleza.
Aprendí a mirar el cuerpo como un todo: físico, energético, emocional y espiritual.

Una síntesis entre Oriente y Occidente

De regreso a España, integré todo lo aprendido.
Mi formación terapéutica occidental me dio la precisión, la estructura y el conocimiento del cuerpo físico; mi experiencia oriental me dio la intuición, la calma y la visión holística del ser.
Hoy, en Equilibrium Terapias, cada masaje y cada sesión son una síntesis viva de esos dos mundos:
la técnica que libera el cuerpo y la energía que calma el alma.

No creo en protocolos cerrados ni en tratamientos idénticos.
Creo en el contacto humano, en la escucha profunda y en la adaptación a cada persona, a cada momento, a cada respiración.
Para mí, cada masaje es un espacio sagrado donde el cuerpo se comunica y el terapeuta solo acompaña.


Más que un trabajo, una forma de vida

Ser terapeuta es, para mí, una forma de estar en el mundo.
Acompaño desde la empatía, la calma y la autenticidad, ofreciendo un espacio donde las personas puedan soltar, reconectar y descansar de verdad.
Sigo aprendiendo cada día, de cada cuerpo, de cada historia y de cada silencio.
Porque el bienestar no es un destino: es un camino que se recorre con atención, respeto y amor.


Equilibrium Terapias es el reflejo de todo ese recorrido: un espacio donde confluyen el conocimiento, la sensibilidad y la energía.
Un lugar donde la técnica se convierte en arte y el contacto en lenguaje.
Y donde cada persona puede volver, poco a poco, al equilibrio que ya habita dentro de sí.

1 comentario en “Saray — El camino hacia el equilibrio”

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